Aníbal y la liberación femenina

Las romanas antes de Aníbal

Tendemos a creer que la evolución humana es inexorable y que sigue la flecha del tiempo, siempre hacia delante. Por eso, nos inclinamos a asumir que los logros y avances de nuestra época son los primeros, que —al menos en lo mental y social— es la primera vez que subimos ciertos peldaños. Ejemplo de ello es la igualdad entre sexos. Pero no es así, porque la evolución mental y social humana a lo largo de los siglos ha sido errática, llena de idas y venidas, y lo conseguido ahora en ocasiones ya se obtuvo hace muchos siglos. Y buen ejemplo de ello es la emancipación de la mujer.

Hasta la II Guerra Púnica, las mujeres romanas pintaban muy poco en su sociedad. Las de clase aristocrática recibían una educación esmerada, es cierto. Pero su horizonte estaba en convertirse en matronas —esposa de algún senador o caballero— y llevar los asuntos de la casa. Las mujeres de clase senatorial servían de moneda de cambio entre las altas familias y sus padres las entregaban en matrimonio para sellar alianzas políticas.

Aquellas mujeres, por no tener, ni tenían tantos nombres como los varones. Si los hombres tenían tres —praenomen, nomen y cognomen— las mujeres carecían del primero y se identificaban con el segundo. Y, si eran varias, las numeraban, sin mayores complicaciones. Así, si una mujer nacía en la gens Julia, la llamaban Julia. Y si eran más de una en casa, eran Julia Prima, Julia Secunda, Julia Tercia, etc.

Ventajas de una gran guerra

La invasión de Italia por parte de Aníbal lo cambió todo. Algunas de las derrotas que infligió a los romanos no fueron tan graves como luego estos quisieron hacer creer, para magnificar más su victoria final sobre Cartago. Pero sí las hubo que les costaron un número espantoso de muertos. Sobre todo desde el punto de vista de las clases altas, porque entre esos muertos hubo no pocos de los suyos.

A eso tuvieron que sumar que una parte considerable de los pueblos itálicos, hasta entonces aliados a la fuerza de Roma, se unieron a los cartagineses para sacudirse el yugo. Algo que, además de aumentar el número de enemigos de los romanos, privó a estos de sus canteras de tropas auxiliares. Y el resultado fue que se vieron obligados a movilizar a todo varón capaz de importar un arma, desde adolescentes a ancianos.

Como en la Gran Guerra

Algo parecido sucedió en la I Guerra Mundial, esa a la que llamaron la Gran Guerra, hasta que la II vino a quitarle el título. También esa conflagración gigantesca forzó a las potencias a enviar a tantos hombres útiles a las trincheras que la administración y el sistema productivo se resintieron. Y hubo que cubrir los huecos que dejaron los movilizados con personal femenino. Fue fácil porque, en Occidente, las mujeres llevaban décadas formándose en las ramas más diversas, desde medicina a ingeniería, solo que nadie les daba una oportunidad.

En algún lugar leí que la primera mujer que se graduó en Medicina en Estados Unidos fue porque le permitieron hacer el examen final con la promesa de no ejercer jamás. No he encontrado los datos concretos luego y si alguien los conoce, por favor, que me los envíe. Es bueno recordar de dónde venimos y lo mucho que hemos avanzado. En todo caso, la Guerra del 14, por pura necesidad, dio a esas mujeres la oportunidad de ocupar toda clase de puestos especializados. Y ya nunca los abandonaron.

En Roma, a finales del siglo III a.C. y a su manera, ocurrió otro tanto. Porque, pese a que las damas romanas se limitasen luego a los asuntos domésticos, recibían una educación tan completa como la de los varones y no les costó nada hacerse cargo de los negocios que esposos e hijos tuvieron que abandonar para ir a la guerra. Y, aunque es verdad que no se produjo un cambio tan drástico como en el siglo XX en Occidente, sí que la situación de las mujeres mejoró de manera espectacular, en más de un sentido. Al menos la situación de las aristócratas, claro. Lograron administrar sus negocios y su dinero, y muchas emanciparse de la tutela estricta de los pater familias.

Fue un cambio que se notó en muchos órdenes. Porque, de entrada, abandonaron las adustas vestimentas y peinados que hasta entonces las habían caracterizado. Y pudieron lucir joyas, y salir solas sin la escolta de parientes varones, entre otras cosas. Algo contra lo que tronaban y tronaban personajes retrógrados como Catón el Censor… y de todo eso va el podcast que aquí os ofrezco.

Los terroristas de la Mano Negra

 

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Pues aquí tenéis la segunda entrega de Reflejos de la Historia. Esta vez con una visión distinta sobre lo que trajo a España la guerra de Sucesión y el cambio de dinastía, de los Austrias a los Borbones.

Para oír, simplemente accionar la flecha de comenzar a reproducir o, si lo preferís, dad a descargar para bajar el audio a vuestro ordenador.

Que lo disfrutéis.

 

Aníbal y las sufragistas

anibal-barca-guerras-punicasLlevaba largo tiempo acariciando la idea de publicar una serie de podcasts sobre historia. Pero había algo que me contenía. Porque, aunque por una parte tenía ganas de compartir comentarios, anécdotas, opiniones, sobre los más diversos episodios de la historia (a la que soy aficionado y en la que he trabajado como divulgador), había algo que me contenía.

Ese algo es que ya hay mucho y muy excelente material sonoro circulando. Y no tiene mucho sentido contar lo que otros han contado y bien. Me ocurría un poco lo que con la figura del gaditano Balbo. Aunque lo tenía en cola desde hace años, no acababa de encontrar el enfoque. Porque el grueso de las aventuras del personaje tuvieron lugar en la Roma de César y Pompeyo. Y ese lugar y época concreta, con todo su plantel de personajes, es algo que se ha tratado en literatura muchas veces. Solo cuando tuve un enfoque no solo interesante, sino distinto (que en el caso de Balbo fue escribir la historia de aquellos años turbulentos desde una óptica más «política», cosa que hasta entonces no se había hecho), me lancé.

Con Reflejos de la historia pasa lo mismo. Cuando por fin tuve un enfoque innovador, o por lo menos no tan transitado, me decidí a hacer la serie. En este caso, usé técnicas más propias de un novelista o un divulgador, como explico en el podcast de introducción.

Aquí os dejo la primera entrega (aparece como II, porque el I es la introducción. Aníbal y las sufragistas, se llama. Ya descubriréis por qué. De momento en Ivoox, aunque espero a no mucho tardar poder estar en Itunes.

Aníbal y las sufragistas

 

http://www.ivoox.com/player_ej_10522945_2_1.html?data=kpWilJedeJahhpywj5WcaZS1lp6ah5yncZOhhpywj5WRaZi3jpWah5yncaLiysfOzpDdb83V1JDg18vWpcjd1NnO1ZOPlsbazcrX0diPqMafzcaYys7XuNDmysaYq/p